Cultivo de yuca en la finca de Delmy Viera.
La agroecología en el Corredor Seco Mesoamericano
La agroecología es una alternativa viable que están desarrollando personas agricultoras en diferentes ecosistemas, incluidos los municipios en el Corredor Seco, donde las condiciones climáticas son extremas.
Walter Gómez (*)
Más de 190 municipios de Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras se ubican en la zona del Corredor Seco Centroamericano (CSC). El principal medio de subsistencia aquí es la agricultura, con un enfoque hacia el autoconsumo y la venta de pequeños excedentes. La mayor parte de las familias que viven aquí lo hacen en condiciones de pobreza y pobreza extrema, siendo las mujeres las más afectadas.
La producción en estas zonas se desarrolla en condiciones desfavorables, debido a suelos erosionados, degradados e infértiles; zonas deforestadas; altas temperaturas; y sequías recurrentes. Esto produce una baja en la producción agropecuaria, afectando la seguridad alimentaria de las familias y la generación de ingresos, al no haber excedentes para la comercialización. Esto aumenta los niveles de pobreza rural, que muchas veces provoca migración de las zonas rurales a las ciudades, creando los llamados cinturones de pobreza marginales.
En los últimos 10 años las sequías han sido cada vez más recurrentes y de mayor duración, asociadas a un comportamiento errático de las precipitaciones, con lluvias fuertes en cortos periodos de tiempo.
En El Salvador, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) reportó la pérdida de 85,858 hectáreas de maíz para la cosecha 2015-2016, que representó el 60% de toda la cosecha, ocasionando pérdidas aproximadas por $100 millones. Estos daños llevaron a que 190,000 personas entraran en inseguridad alimentaria en fases severa y moderada, siendo las más afectadas las que viven en las zonas del Corredor Seco.
El Corredor Seco en Centroamérica
Centroamérica es una región que, por sus características, es bastante vulnerable al cambio climático, ya que es afectada por eventos climáticos extremos (huracanes e inundaciones) y, de acuerdo con diferentes escenarios, es bastante probable que el cambio climático intensifique la gravedad de los fenómenos extremos.
Aunque apunta a un fenómeno climático, el término Corredor Seco tiene una base ecológica: define un grupo de ecosistemas que se combinan en la eco-región del bosque tropical seco de Centroamérica. Éste inicia en Chiapas, México y -en una franja- abarca las zonas bajas de la vertiente del Pacífico y gran parte de la región central pre-montaña (0 a 800 msnm) de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica (hasta Guanacaste). En Honduras, además, incluye fragmentos que se aproximan a la costa Caribe.
El CSC es una zona con características climáticas de bosque tropical seco o sub-húmedo seco; tiene una época seca marcada y prolongada; su demarcación geográfica es imprecisa y cambiante; el riesgo de sequías es recurrente; las lluvias tienen una entrada tardía y la canícula se prolonga; y el invierno puede suspenderse de forma prematura1.
Con el cambio climático se incrementan los riesgos en las zonas del CSC, prolongando las sequías y aumentando sus efectos en las áreas degradadas de los territorios. También incide en la irregularidad de las lluvias, presentándose lluvias más intensas en periodos cortos de tiempo, lo que causa inundaciones y deslaves que, al igual que la sequía, afectan la producción agrícola y la seguridad alimentaria y nutricional de las familias. La región centroamericana ya está experimentando un estado pluvial bastante errático. Por ejemplo, en periodos de Niño se han tenido sequías más prolongadas; y en periodos de Niña ha habido lluvias y tormentas más fuertes.
Como consecuencia se reduce la recarga de agua, disminuyendo su disponibilidad para diferentes usos. Asimismo, las lluvias prolongadas han provocado deslizamientos y erosión de suelos, afectando las cuencas hidrográficas y áreas de recarga y fuentes de agua, reduciendo el recurso hídrico en cantidad y calidad.
La agroecología y su importancia en el Corredor Seco
De acuerdo a la percepción de agricultores y agricultoras, el cambio climático ya está teniendo impactos negativos en la producción de alimentos, con cambios en los patrones de temperaturas y lluvias, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de comunidades y regiones. Los países del CSC son los más perjudicados, con potenciales amenazas como inundaciones en zonas bajas, mayor frecuencia y severidad de sequías y temperaturas extremas, que pueden limitar el crecimiento y producción vegetal y animal.
Algunas soluciones de adaptación agrícola al cambio climático se han centrado en enfoques reduccionistas, como la introducción de organismos genéticamente modificados o los mal llamados “genes climáticamente inteligentes”. Con éstos se espera que los cultivos puedan producir bajo condiciones estresantes, ayudados por modelos de predicción del clima, y que sigan dependiendo de agro ecosistemas industriales concentrados para la producción de granos.
La agroecología es una alternativa viable que están desarrollando agricultoras y agricultores en diferentes ecosistemas, incluidos los municipios del CSC, donde las condiciones climáticas son aún más extremas.
Algunos de estos principios de la agroecología son: diversificar sus parcelas con árboles frutales, forestales y forrajeros; usar insumos locales y semillas criollas resistentes a diferentes condiciones climáticas; y el manejo ecológico del suelo. Estas prácticas ayudan a crear parcelas o fincas capaces de adaptarse y resistir a efectos del cambio climático, como la sequía prolongada, que es recurrente en esta zona. Ellas permiten amortiguar las variaciones de temperaturas y con la diversificación y cultivos intercalados se obtiene más de un producto en determinado tiempo, lo que reduce el riesgo y las perdidas en condiciones de sequías.
Finca Diversificada Cantón San Ilario
Esta finca se ubica dentro del corredor seco de El Salvador, en el rango de zonas susceptibles a sequías, en la comunidad de San Ilario, Cantón Tierra Blanca, Municipio de Jiquilisco, Departamento de Usulután.
Cuando la familia de doña Delmy Viera llegó ahí, la parcela estaba dedicada a pasturas degradadas. La familia inició la siembra de cultivos de granos básicos (maíz y frijol blanco), que fueron fuertemente afectados por sequías. Actualmente, más del 80% de la parcela está sembrada de árboles frutales y forestales, y se tiene acceso a agua para riego en la época de verano.
La familia está compuesta por cinco miembros (2 personas adultas y 3 niños). Los hijos de doña Delmy Viera emigraron hacia Estados Unidos y sólo ella y una nuera atienden la parcela. Durante la época de invierno la familia contrata mano de obra para desarrollar las labores de los cultivos.
Manejan tres sistemas productivos o actividades agrícolas:
Uno de producción de árboles frutales diversificados, principalmente papaya y plátano, que son los rubros más importantes de donde la familia obtiene ingresos económicos. Además, hay cítricos (limón y naranja), mango, coco y guayaba, que contribuyen a la alimentación y a generar más del 75% de los ingresos de la familia.
Otro de producción de hortalizas (destaca la yuca y el camote), actividad que genera el 20% de los ingresos. Principalmente es para auto-consumo y se venden los excedentes.
Y otro de producción de granos básicos (principalmente maíz y frijol ejote), que genera el 5% de los ingresos y se siembra para el consumo y alguna venta.
La siembra de árboles frutales y forestales ha desplazado la siembra de maíz en la parcela. No se han presentado problemas de plagas y enfermedades y su manejo es a base de insumos orgánicos. Una clave del éxito es un buen agujero de siembra y la incorporación de abono bocashi al momento de la siembra. También se ha ideado un sistema de tubos de PVC, que se entierran cerca de los árboles y al llenarlos de agua ésta llega más profundo, donde las raíces la necesitan.
En pequeñas áreas de la parcela se siembra maíz, que se intercala con las diferentes especies de frutales. De la misma forma se cultiva ajonjolí.
La producción de hortalizas (tomate, pepino, camote, yuca, repollo) se hace bajo el método de cultivos biointensivos: manejo de suelo (doble excavación), aplicación de insumos orgánicos y siembra cercana, entre otros. Para ésto se han organizado a nivel comunitario y cuentan con el apoyo de la organización Amigos de la Tierra-España.
Solamente cuando se cultivaba maíz se utilizaban insumos químicos. Actualmente el trabajo se desarrolla a base de insumos orgánicos. Los principales son: Abono orgánico tipo bocashi (es el más completo, a base de gallinaza, estiércol de res, granza de arroz y miel de purga); CaSal (insumo a base de cal, sal y aceite; controla picudo, chinche y otros insectos); uso de “mulch” o cobertura con hojarasca de los árboles frutales y forestales); caldos preparados con sales minerales; y uso de semillas criollas adaptadas a zonas secas.
Delmy Viera es la encargada de liderar esta experiencia agroecológica y manifiesta que con el trabajo en la finca, la familia cuenta con alimentos de calidad y nutritivos durante toda la época del año, y el excedente de las frutas y hortalizas es comercializado durante todo el año. La familia ha decidido no sembrar maíz en grandes cantidades pues era en el que se usaba la mayor cantidad de insumos químicos. En la siembra de hortalizas se usan insumos orgánicos.
Junto con la Asociación de Desarrollo Comunitario Zona 7 (ADESCO Z7) y con el apoyo de de Amigos de la Tierra-España este proyecto ha participado en intercambios de experiencia sobre los huertos biointensivos en Somoto, Nicaragua. Actualmente Viera coordina a 40 familias con huertos de hortalizas, desarrollando actividades de delimitación de las áreas, terrenos medidos y dotación de herramientas para desarrollar la técnica. Su parcela ha sido usada para demostrar esta técnica a la comunidad. Además, participa en una red de agricultura orgánica y ha sido capacitada en agricultura sostenible por el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA).
(*) Ingeniero en el Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA).